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Es más común de lo que se piensa y puede aparecer a cualquier edad. Por eso, es importante conocer las formas de prevenirlo, incluso en invierno.

El cáncer de piel es el más frecuente de todos los cánceres existentes, y su incidencia ha ido en aumento con el paso de las décadas. Aunque existen numerosos tipos, se suele dividir en cáncer cutáneo no melanoma, y melanoma. Esta tipología determinará su pronóstico y evolución. El Dr. Bernardo Bancalari Simon, dermatólogo de Clínica Biobío, explica que dentro del primero se encuentran el carcinoma basocelular y el carcinoma escamoso cutáneo, que son los más comunes. “El melanoma, en tanto, es menos frecuente, pero tiene mucha relevancia debido a su mayor capacidad de diseminación”.

A la hora de hablar de factores de riesgo, el más importante es la radiación ultravioleta, tanto UVA como UVB, cuya exposición es acumulativa en el tiempo. Le siguen la exposición a cabinas bronceadoras, a sustancias químicas como el arsénico o alquitrán de hulla; el tabaquismo y el virus de papiloma humano (VPH). Pero también, agrega el dermatólogo, existen otros elementos de riesgo, que son menos conocidos, y que tienen que ver con las posibilidades que tienen algunas personas de desarrollar esta enfermedad. “Individuos de piel clara (fototipos I y II), pelirrojos, inmunodeprimidos o trasplantados, y pacientes con antecedentes personales o familiares de melanoma u otros cánceres de piel”. De igual forma, una persona que tenga múltiples nevus (lunares), tendrá mayor riesgo de padecer melanoma que otros con pocos nevus.

Puede desarrollarse a cualquier edad, aunque los casos en niños son menos comunes, “salvo en pacientes que tengan síndromes genéticos predisponentes de cáncer cutáneo”, añade el doctor Bancalari. Y agrega que el cáncer cutáneo no melanoma tiene mayor incidencia en edades mayores, mientras que el melanoma puede afectar a edades más tempranas, incluso sin antecedentes de exposición solar excesiva.

Regla del ABCDE

El síntoma más común del cáncer de piel es una lesión cutánea de aparición reciente o una que haya cambiado en tamaño, forma o color. En ocasiones pueden sangrar, picar o doler, pero en su mayoría suelen ser asintomáticas, sobre todo en etapas iniciales.

A la hora de evaluar un lunar y reconocer alguna señal de alerta, el Dr. Bancalari recomienda la regla del ABCDE: “A de simetría-asimetría; B, de bordes regulares-irregulares; C de coloración homogénea/heterogénea; D, de diámetro mayor a 6 mm, y E, de evolución. En general, ante un lunar asimétrico, con bordes irregulares, con múltiples colores, mayor tamaño y cambio en el tiempo, debemos consultar con un dermatólogo”, aconseja. Estas auto revisiones debieran ser frecuentes. Se hacen frente a un espejo que permita observar la aparición o la evolución de lunares o lesiones.

Enfatiza que la detección temprana del cáncer de piel es fundamental, pues de ser así, el pronóstico es mejor, con tratamientos con más tasa de efectividad y menos radicales. “Y, al contrario, mientras más avanzado esté el tumor en cuestión, más riesgo de diseminación tendrá, por eso nuestros esfuerzos están enfocadas en una detección en estadios tempranos”, explica.

Cómo prevenir

La medida de prevención por excelencia para este tipo de cáncer es el uso diario de protector solar, tanto en invierno como en verano, incluso en niños mayores de 6 meses, sobre todo cuando estén al aire libre. Ayuda, además, utilizar medidas físicas para bloquear los rayos UV, como ropa oscura o con filtro UV, gorro y lentes de sol. Asimismo, se recomienda no exponerse al sol en los horarios punta de verano (entre las 11 y 16 horas), donde la concentración de rayos UV es máxima y, por supuesto, evitar quemaduras solares. “Se debe erradicar la creencia de que el bronceado en general es sano, pues este es un mecanismo de defensa de nuestros melanocitos frente a una exposición nociva como son los rayos ultravioleta. Esto no significa que no podamos exponernos al sol, sino que se puede hacer teniendo en cuenta precauciones”, finaliza el especialista.

CUIDADOS DE LA PIEL EN INVIERNO

El Dr. Bancalari explica que la piel debe protegerse todo el año y, por eso, aconseja: 

• Utilizar fotoprotector en zonas expuestas al sol (cara, cuello manos). 
• Recordar que los rayos UV atraviesan las nubes y ventanas.
• La nieve refleja los rayos UV en más de un 80%, por lo que se recomienda reaplicar fotoprotector SPF50 mínimo cada dos horas.
• Proteger los ojos, incluso en días nublados.
• Hidratar la piel todos los días. Evitar duchas largas y calientes. Cubrir áreas expuestas al frío.
• En caso de dermatitis de manos, evitar el lavado excesivo de manos, usar crema hidratante y guantes ante exposición al frío.