Jessica Lalost: “Mis hijos estuvieron en las mejores manos”
Con 30 semanas de embarazo, Jessica llegó a la Clínica. Fue trasladada desde otro centro asistencial de la región, en busca de un lugar que tuviera un equipo de Neonatología que pudiera recibir a sus mellizos que iban a nacer antes de tiempo.
Después de 6 años buscando embarazarse sin éxito, Jessica y su marido Francisco recibieron una doble sorpresa. Estaban esperando mellizos. Como pasa frecuentemente en estos casos, después de los 7 meses de gestación comenzaron las contracciones que los alertaron sobre un posible parto prematuro.
Rápidamente, consultaron en un centro de salud que no contaba con todo lo necesario para atenderla a ella ni a sus hijos. Así fue como llegó a la Maternidad de Clínica Biobío donde fue hospitalizada de inmediato, para intentar retrasar lo más posible el momento del parto. Logró aguantar una semana más hasta que Santiago y Trinidad nacieron.
No pudo realizar el apego que tradicionalmente fomenta el área para todas las mamás con sus recién nacidos, porque los niños tuvieron una leve dificultad respiratoria que requirió soporte de oxígeno. Pero al día siguiente, ya estaban cada uno en su incubadora en la Unidad de Neonatología.
“En la Neo se portaron realmente espectacular. En la noche, nos enviaban fotos de mis hijos para que viéramos que estaban bien. Podíamos llamar las veces que quisiéramos para saber cómo iban evolucionando, nos explicaban sus procesos, las vacunas que les habían puesto y los avances que iban teniendo”, comenta Jessica.
Como medida de prevención frente al COVID-19, las visitas estaban muy restringidas. Solo podían ir una hora al día y con todo el equipo de protección personal. “Aunque me daba pena no poder abrazarlos ni verlos siempre, yo estaba segura de que estaban súper bien y en las mejores manos”, agrega.
Jessica y Francisco son papás primerizos. No sabían nada sobre cómo cuidar a una guagua. “Nos enseñaron a mudarlos, a cambiarles la ropita, y todo lo necesario. Gracias a las enfermeras y a las TENS de la Neo, llegamos súper preparados a la casa. Eso es impagable”, dice Jessica.
También la ayudaron con la lactancia. Todos los días se reunía con algún especialista que la orientaba sobre cómo darle el pecho a sus hijos y cómo generar un acople adecuado con ellos.
A pesar de lo prematuro del parto, los mellizos nacieron con una buena condición de salud. Estuvieron 21 días en Neonatología mientras ganaban peso y aprendían a alimentarse sin sonda. “Estoy muy agradecida del trato humano que nos dieron y de cada detalle que tuvieron. De permitirme, en los momentos de mayor angustia, estar más de una hora con mis hijos si es que no había otra mamá esperando visita”, cuenta.
Jessica quedó tan contenta de su experiencia en la clínica, que quiso demostrar su agradecimiento regalando donas a todo el equipo. “A pesar de la urgencia, para nosotros fue espectacular estar aquí. Fue como si hubiésemos elegido a cada médico. Desde el Dr. Gastón Donetch, ginecólogo que me trató cuando llegué, muy preocupado y atento; el Dr. Fernando Valenzuela, quien recibió a mis hijos en la UCI de Neonatología e hizo todo por ellos. Y todo el equipo de la Neo, nos sentimos sumamente apoyados por ellos”, finaliza
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